Van Basten catapultó a Holanda

Si las lesiones hubieran respetado a Marco Van Basten, este delantero de clase infinita hubiera dejado más de alguna obra de arte como esta. La que aquí contamos, ocurrió en la final de la Eurocopa de 1988 en el Olímpico de Munich. Van Basten aprovechó un centro alto bombeado al área para empalmar una perfecta volea que superó al portero soviético.

Fue el 2-0 y la consagración de la Holanda campeona de Europa. El gol no fue nada fácil. La pelota venía alta y blandita, cada vez había menos hueco para meterla. Pero dió lo mismo. Van Basten le pegó de primeras de tal manera, que la pelota salio dispara hacía la porteria superando por arriba al cancerbero y rubricando una de las mayores obras de arte que se recuerdan sobre un terreno de juego.