Onésimo Sánchez, el artista de los regates imposibles

02.07.2012 02:17

 

Muchos de nuestros lectores sobretodo los mas jóvenes quizás no conocerán al protagonista de nuestra siguiente historia. No gozaba del físico de Cristiano Ronaldo ni de la capacidad goleadora de Messi, no era tan guapo, ni tenia el marketing de Beckham, no se asemejaba a los jugadores actuales, especialistas en promocionar cualquier cosa, quizás su apariencia rechoncha, su baja estatura y el pelo a lo afro no venderían hoy.

 

Pero estamos hablando de una época donde los jugadores de fútbol eran hombres de verdad, con bigote, pantalones que eran casi calzoncillos, con pelos en piernas y  pecho, eran tipos rudos, algo así como Chuck Norris. Estaban muy alejados del canon de metrosexuales que exhiben los futbolistas de hoy en día, y ahí, en esa época no tan lejana en el tiempo, el rey del regate imposible era Onésimo Sánchez.

 

                             

 

 

Onésimo nació el 14 de agosto de 1968, en Valladolid, y empezó a destacar a finales de los 80 como un jugador extremadamente hábil en un arte que hoy se ha perdido, el regate. Era el típico jugador que siempre que tenía el balón encaraba al rival, nunca tenía miedo. Posiblemente recibía las mismas  patadas que puede recibir Messi hoy en día, pero como bien dijimos antes, hablamos de otra época en el mundo del fútbol. Era capaz de empezar a regatear jugadores y acabar regateando a el mismo si hacia falta. Era un jugador de los que hoy podríamos denominar en especie de extinción, ya que el fútbol de este siglo, esta predominado por la táctica o el poderío físico. No llego nunca a la selección nacional de la época, que por aquel momento tenia un nivel bastante mediocre, creyendo firmemente que el "Rey del regate" podría haber jugado sin problemas.

 

                            

 

 

Onésimo tenia un par de problemas en su juego, el primero que era excesivamente "chupón"  y el segundo su falta de gol. Se manejaba excelentemente en el arte del regate pero no le marcaba un gol ni al arco iris. Disputó 221 partidos en la máxima categoría, repartidos entre el Real Valladolid, FC Barcelona, Cádiz, Rayo Vallecano y Sevilla anotando solo 21 goles. En segunda división jugó 97 partidos, anotando 13 goles.

 

                                            

 

 

Llegó al primer Barcelona de Johan Cruyff en 1989, semilla del posterior dream team, donde no gozó de muchas oportunidades y alternó el primer con el segundo equipo. Pero lo que más se recuerda de el en esa etapa, fueron unos 25 minutos memorables en un partido de la Recopa. Como una anécdota de su paso por Barcelona, cuentan que Onésimo como buen genio que es, se apostó con sus compañeros del Barcelona B, que era capaz de  llegar de La Masía al Mini Estadi dando toques al balón. Lo hizo en 15 minutos, cruzó la calle dos veces y no se puso  ni colorao.

 

                                 

 

 

Después de retirarse jugando en segunda B en el 2001, empezó una carrera de entrenador que le llevó por el Huesca, el Valladolid y al Huesca otra vez, donde estuvo entrenando hasta la temporada pasada. Habitualmente participa en programas de fútbol  como  comentarista.

 

                         

 

 

No fue internacional absoluto, aunque si  jugó con la sub 21. No ganó muchos títulos, solo una  extinta  copa de la liga con el Barcelona, no fue un gran goleador ni disfrutó de los éxitos que un fenómeno como el se merecía. Estuvo en  segunda división mas de lo que un jugador de su clase debería haber estado  y no alcanzo a nivel internacional la repercusión que podría haber alcanzado, pero los nostálgicos y los  auténticos colgados por el fútbol, siempre recordaremos sus regates imposibles, su descaro encarando al rival, su genio y sus  jugadas que, muchos jugadores de fútbol profesionales de hoy en día, solo serían capaces de hacer en algún videojuego de fútbol, y algunos ni eso.

 

              

 




 

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