Charlton apodó Teatro de los Sueños a Old Trafford

09.05.2012 00:11

Old Trafford, o lo que es lo mismo, el Teatro de los Sueños como diría Sir Bobby Charlton. Este campo genuianamente inglés, con los banquillos entre el público, y la grada pegada al terreno de juego, transmite la sensación de respirar fútbol por los cuatro costados. Y además de eso, es la casa del todopoderoso Manchester United desde que allá por 1909 fuera construido. 

Diseñado por el arquitecto Archibald Leicht, que también hizo otros muchos estadios, fue construido con un aforo inicial de 80.000 personas. En los primeros años de vida Old Trafford, hasta la creación de Wembley, acogió diversos partidos de semifinales y final de la FA Cup. De hecho, sería en 1939 cuando se lograría en una semifinal de la FA Cup entre Wolves y Grimsby el record de asistencia con 76.962 espectadores.

En la II Guerra Mundial el estadio sería bombardeado, lo que originaría que hasta su restauración en 1949, el United compartiera campo con sus vecinos del City en Maine Road. La restauración de ese año 49 y la posterior de los años 60 le darían al estadio un nuevo aspecto, pero manteniendo la esencia de lo que era Old Trafford.

En 1966, el estadio de los "red devils" acogería tres partidos del Mundial 66 (todos ellos de fase de grupos) y cuatro años más tarde una nueva final de la FA CUP. Eran tiempos brillantes para el Manchester, donde un tal George Best brillaba con luz propia en la ciudad llevando al equipo a dominar la Copa de Europa (año 68).  En el banquillo, Matt Busby completaba sus últimos años en el banquillo.

Los años 80 y 90 trajeron consigo el descenso en el número de localidades del estadio como consecuencias de las medidas de seguridad impuestas, llegando a tener un escaso aforo de 44.000 asientos. Sin embargo, esta insuficiente capacidad fue resuelta con varias ampliaciones que dieron termino a la ampliación de 2001 por la que se llegaron a los actuales 68.217. Esto fue aprovechado para organizar la final de la Champions 2003 entre Milan y Juventus, así como albergar numerosos partidos de la selección inglesa de fútbol, al estar el nuevo Wembley en proceso de construcción.

No solo por dentro brilla Old Trafford. En las afueras del estadio, destaca la estatua de Matt Busby. El busto homenajea los 24 años que estuvo al cargo del equipo (45 al 69) y el importante papel que jugó en la reconstrucción de la plantilla con sus Busby Babes tras el accidente aéreo de Munich del 6 de febrero de 1958 en el que murieron ocho jugadores y quince pasajeros. La tragedia también se recuerda con un reloj que conmemora el triste acontecimiento.

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