Llegó al Levante al más puro estilo de película de Paco Martínez Soria

10.07.2012 20:12

 

La historia que colgados por el fútbol quiere traer hoy trata de como se podían llegar a hacer las cosas antaño, sin tanta tecnología y cuando el mundo era tan caótico como el de hoy en día. Si bien, la situación daría para el argumento de alguna película del entrañable Paco Martínez Soria o  de los inimitables Juanito Navarro y Antonio Ozores, todos ellos ya desaparecidos. Queremos hablarles de un tipo diferente, de un icono dentro y fuera del campo, de un hombre que en su país es muy respetado, de un hombre que llegó a España, para jugar en segunda división, en un equipo también muy especial por sus características. Hablamos del día que Carlos Humberto Caszely llegó al Levante UD.

 

Nacido en Chile el 5 de julio de 1950, Carlos Humberto Caszely, con antepasados lejanos húngaros , jugaba en el Colo-Colo cuando en el verano de 1973, su equipo realizó una gira por España, concretamente por la Comunidad Valenciana. Entonces un intermediario de jugadores de la época puso en conocimiento de la secretaria del Levante, que había un excelente jugador de 23 años, llamado Caszely. Fueron a verle jugar en Alicante y decidieron que ese jugador no se podía escapar. El equipo granota, iba a participar en la Segunda división de la época y su fichaje, podía ser cuanto menos mediático, ya que se trataba de un internacional chileno de renombre.

 

                                                          

 

Pero la operación de su fichaje no fue fácil, como contaba el ya desaparecido Ramón Victoria, mítico dirigente del Levante desde los 70, en su libro: Mi Levante y yo. Contaba don Ramón, que el Levante contactó con el jugador y el club pero sin llegar a concretar. El Colo-Colo, marchaba a la Unión Soviética, para proseguir su gira. El presidente granota de la época, Grau Torralba y el directivo Manuel Vinaixa, decidieron seguirlo en la gira con la intención de atarlo y traerlo a Valencia, anunciando por todo lo alto el viaje y levantando la lógica expectación. Tenían que llegar a Moscú, vía Paris, pero no contaban con que la dictadura de Franco y el régimen comunista de la Unión Soviética no se llevaban muy bien en esa época, por lo que les denegaron los visados y se tuvieron que quedar en París.

 

Los dos directivos, ante tal situación, tuvieron que improvisar una argucia cual película española de picaresca de la época, pues no podían volver de vacío, sin la estrella chilena. Decidieron quedarse en París y con su francés, un tanto limitado, seguir las crónicas de la gira chilena por la prensa del país vecino. De esta forma, pasaron los informes a España haciendo como si estuvieran en Moscú mientras hacían turismo por la ciudad de la Torre Eiffel. Obviamente eran otros tiempos. Así al terminar la gira por tierras soviéticas, se cerró el traspaso en París por 10 millones de las antiguas pesetas y un partido amistoso en el estadio del Levante, que el equipo granota ganó por 2-0 y en el que Caszely aun jugó con el Colo-Colo.

 

                                                      

 

El jugador solo puso una condición, que no se incorporaría hasta que se cumplieran dos premisas: su boda con su mujer y el partido de clasificación para el Mundial del 74. En este segundo, Chile se clasificó tras la renuncia de la Unión Soviética a jugar el partido de vuelta en Santiago por el golpe de estado del General Pinochet, personaje que por cierto también le traería quebraderos de cabeza a nuestro protagonista  y con el que tendría sus más y sus menos. En dicho Mundial, Caszely paso a la historia por dos cosas, por ser el primer expulsado por tarjeta roja, tras la reciente creación de las tarjetas y por ser el primer jugador del Levante en jugar un Mundial. Curiosamente y rizando el rizo, 24 años después, el segundo jugador granota en jugar un mundial también fue expulsado y fue contra Chile, en Francia 98, pero eso es otra historia.

 

                               

 

El astro chileno, jugó esa temporada, la 73-74 con el Levante, llegando a la cumbre, cuando el solito  le metió cuatro goles al Rayo Vallecano, en el antiguo campo donde jugaba el clásico equipo madrileño. El Levante a pesar de todo, descendió a tercera y Caszely fue traspasado al Espanyol de Barcelona por 25 millones de las antiguas pesetas y donde prosiguió su carrera. Después tuvo problemas políticos por su oposición al régimen de Pinochet, que tuvo consecuencias para  sus familiares, ya que su madre fue secuestrada y torturada por el régimen  y hasta fue apartado de la selección. Fue capaz de negarle el saludo al dictador y eso le causo graves problemas. Pero eso, lo contaremos otro día.

 

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