Hagi, el mejor rumano de la historia

10.05.2012 15:09

Hablar de Gica Hagi es hablar posiblemente del mejor jugador rumano de todos los tiempos. Este exquisito zurdo nacido en 1965 ha encarnado durante más de 20 años de carrera, la calidad, técnica y golpeo de balón propio de uno de los grandes del fútbol de las dos últimas décadas. No en vano, está dentro de la lista de los 100 mejores jugadores de todos los tiempos elaborada por Pele.

La carrera del "Maradona de los Carpatos", como así le gusta ser llamado en homenaje a su gran ídolo, empezó muy pronto, en el año 82, donde con apenás 17 años fue fichado por el Farul Constanta, el equipo de la región donde nació.  Su inmenso talento no paso desapercibido para nadie, y esto le valió para un año después ser traspasado al Sportul de Bucarest, donde estaría tres años. En el club de Bucarest, Hagi ya iba a dar pistas de lo que iba a ser: 58 goles en 108 partidos, que lo hicieron máximo goleador de la liga rumana en dos ocasiones, además de contribuir a un subcampeonato.

Su buen hacer le valió para que el Steaua de Bucarest le ofreciera jugar la Supercopa Europea que debía disputar contra el Dinamo de Kiev. Con un papel destacado en el triunfo del equipo rumano, Hagi finalmente sería fichado por tres años por el Steaua. Allí lograría tres títulos de liga y de Copa, y una final de Copa de Europa en 1989 ante el Milan, que perdió por 4-0. Pero lo más importante, era su consagración. Gica Hagi era ya una estrella a nivel mundial como así lo atestiguan su trofeo de segundo mejor jugador de Europa de ese mismo año tras Van Basten.

Como esa emergente figura mundial que era, Hagi iba a disputar en 1990 su primer Mundial, el de Italia. Rumania conseguiría llegar hasta octavos donde caería en los penaltis ante Irlanda, pero sobre todo, Hagi, logró jugar frente a frente con el otro Maradona, el auténtico. Ese Mundial y su anterior papel con el Steua, le valieron para ser fichado por el Real Madrid.

En el club blanco, el 10 rumano iba a tener uno de los problemas más reiterados de su carrera: el de llegar a un equipo en declive. El R. Madrid de la quinta del Buitre estaba cediendo terreno frente a un Dream Team de Cruyff, que acabaría arrasando durante los primeros años de los 90. En ese contexto, Hagi no lograría responder a todas las expectativas creadas, a pesar de dejar destellos de su gran pierna izquierda.

Su salida del club merengue se  iba a producir en 1992, donde sería traspasado al Brescia italiano. Con el Brescia lograría el ascenso a la serie A del Calcio, pero sobre todo apuntalar su estado de forma para la cita que le iba a marcar en su carrera: el mundial 94 de Estados Unidos. En ese campeonato se iba a ver al gran Hagi. Para empezar, macaria en el estreno inicial ante Colombia uno de los goles de su carrera ( aquel gran centro-chut que se colaría por la escuadra colombiana).  Pero sobre todo, sería su partido ante Argentina, el que relanzaría de nuevo su carrera. Un gol y una asistencia iban a permitir a los rumanos el acceso a cuartos, donde serían eliminados por Suecia, en los penaltis.

Otra vez, Hagi daba el salto a un gran equipo, esta vez el Barcelona, y de nuevo un problema: el Dream Team se agotaba y Hagi llegaba para socorrer el fuego tarde. Como no podía ser de otra forma, Gica no acababa de despertar, sin ser culpa suya de nuevo. De todas formas, golazos increibles como el de Balaidos desde medio campo, salvaban a Hagi de las enormes críticas que recibia el juego de sus compañeros.

Dos años después Hagi sería fichado por el Galatasaray turco. Allí acabaría su carrera de la mejor forma posible: siendo campéon de la Superliga turca cuatro años, y sobre todo ganando la Copa de la UEFA ante el Arsenal y la Supecopa Europea de 2001 ante el Real Madrid. Además, sería nombrado mejor extranjero de la historia de la liga turca.

Hoy en día, Hagi alterna su carrera de entrenador, con su trabajo de búsqueda de jóvenes cazatalentos del fútbol rumano.

 

 

 

 

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