El búlgaro que no sabía de geografía

10.07.2012 01:49

 

Hablar de Vlado Manchev es hablar de posiblemente uno de los tíos mas peculiares que puede recordar la afición del Levante. Este delantero búlgaro, nacido el 6 de octubre de 1977 y con cara de ser de todo menos futbolista, llegó al equipo granota en el verano de 2004, procedente del Lille Frances, donde había firmado unos números excelentes. Ya empezó algo descolocado, pues como anécdota, resulta que recibió una llamada de su representante que le comunicaba que iba a jugar en el Levante, a lo que el amigo Vlado, todo un tío avispado, contestó que sería el Leganés, que la ciudad de Levante no existía. Su representante le comentó que era el Levante, y que la ciudad era Valencia, a lo que el cabezón búlgaro contestó que en Valencia jugaba el Valencia y que se iba al Leganés. Tan convencido estaba que le dijo a sus allegados que iba a jugar en el Leganés. Viendo los resultados, más de uno hubiera deseado que así hubiera sido.

 

                                              

 

Al final este desgarbado búlgaro llegaba al Levante, tras el fracaso del fichaje de Diego Forlan, que había sido anunciado como fichaje de los granotas sin estar firmado y que finalmente recalaría en el Villarreal. Tal fue la historia, que tras un comienzo de liga fulgurante de Manchev con 5 goles en 5 partidos, el hombre que siempre hablaba de más, Pedro Villarroel, anunciaba a bombo y platillo que el bueno de Vlado era mejor que Forlan. Las trayectorias posteriores de ambos jugadores hablaron por si mismas.

 

                                     

 

Y es que el búlgaro empezó fuerte machacando las redes de los rivales, haciendo parecer que era otra cosa que no era. Marcó 5 goles en sus primeros 5 partidos y luego marcó uno más en el resto del torneo. Fallon, desgarbado y con un estilo peculiar para correr, Manchev fue capaz de fallar goles imposibles de fallar, como uno contra el Espanyol de Barcelona a puerta vacía y con Kameni ya batido.  Esa temporada, el Levante bajó a segunda, justo después de que Forlan se pusiera las botas en el ultimo partido de liga a la salud del iluminado de  Pedro Villarroel, al que también recuerdan en Mallorca. Después  Manchev contribuyó como pudo, con su estilo extraño y peculiar para jugar al fútbol  al ascenso del Levante  y se fue al Valladolid, Celta y otra vez al Valladolid, donde su peculiar forma de ser y su desgarbada forma de correr no triunfaron.

 

 

 

Pero si por algo lo recuerdan, es por la Mancheva. Y es que  su mujer, era una conocida modelo búlgara que hacia que más de uno, ante la inoperancia de su marido en el campo, girara el cuello aún a riesgo de coger torticolis, para admirar a la Mancheva. Ella hizo que valiera la pena el fichaje de su marido  para muchos aficionados.

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